Sentado en una largo viaje de tren,no sé que afición tenemos los enamorados por los trenes, esperando a que sean las cuatro de la tarde para tomar mi medicina y después poder dormir apropiadamente sin el miedo a que pase el momento especificado por la prescripción médica y me encuentre temeroso ante poder enfermar más.
Claro que las drogas apenas si me mantienen atento así que prefiero llenar la soledad de mi vagón con recuerdos tuyos, claro que te amo pero ambos sabemos que eso es una consolación los primeros tres años y de ahi ya no lo necesitamos saber.
Por supuesto que prefiero ahogarme en el primer año y medio de nuestra relación, cuando había pocas peleas y el sexo era emocionante, nuestro primer viaje juntos, aquella vez de nuestro primer aniversario en las playas de Cancún a medianoche, tu cabellera reposando sobre mis piernas mientras veiamos películas en mi viejo apartamento, los besos inocentes e interminablemente pasionales.
Me sigues importando, más que entonces supongo, pero la pasión ha huido cobardemente de nuestras vidas y no dudo que ahora mismo estes usando mi ausencia como un pretexto para fornicar con el vecino que siempre te mira y tu le devuelves la mirada de vez en cuando, pero no me importa en verdad supongo que yo también me muero por cometer adulterio sin remordimiento en cuanto se presente la situación.
Cuarto para las cuatro.
Así que saco cuidadosamente dos pastillas redondas de color verde de su caja y las coloco sobre la pequeña mesa que está en el centro, sirvo un poco de agua en un vaso y espero, faltan catorce minutos para ingerirlas correctamente así que busco en mis recuerdos alguno pequeño que pueda recordar apropiadamente en ese lapso de tiempo, naturalmente lo primero que vienes a mi mente son aquellas veces que más nos arriesgamos y los más violentos, pero al fin de cuentas creo que lo que busco es alguno delicado e idiotamente inocente y encuentro uno perfecto:
Tú y yo, sentados en un café del centro, nuestra cuarta cita sino contamos aquella vez que pasé por ti a tu universidad, todavía no sabíamos mucho de nosotros pero obviamente habiamos encontrado algo interesante en cada uno.
Yo en lo especial no podía creer lo bello de tu cabello y la carisma que derramas con tan solo una sonrisa, como nos reíamos de cosas absurdas y en especial el momento cuando nos fuimos y supe que era inevitable no enamorarme de ti.
Yo en lo especial no podía creer lo bello de tu cabello y la carisma que derramas con tan solo una sonrisa, como nos reíamos de cosas absurdas y en especial el momento cuando nos fuimos y supe que era inevitable no enamorarme de ti.
Pienso que debi haber evitado muchas cosas que nos unieron solo para separarnos cruel, seca y aburridamente, en verdad tu rutina me mató tantas buenas ideas donde nosotros eramos protagonistas que mi desinterés fue evidente y ahora ambos preferimos tener aventuras al menos mentales mientras espera saber si el otro las materializa fisicamente para no sentir culpa después, lo que me parece lamentable ya que siempre has portado la culpa con un cierto aire de elegancia que me parece es lo único que me sigue interesando genuinamente de ti.
Cuatro con uno, yo y mi maldita mente llena de recuerdos.